Tener altibajos emocionales o vivir sentimientos de forma intensa puede ser algo que nos ocurra de forma puntual en determinadas situaciones o épocas de la vida. Pero cuando alguien no es capaz de controlar sus emociones hasta el punto de pasar de la risa al llanto en cuestión de segundos o de tener reacciones desproporcionadas ante estímulos que en principio no generarían ninguna reacción, hablamos de labilidad emocional.

El actor José Sacristán ha contado en varias entrevistas que viendo la película "Las Mil y una noche" llegó a desmayarse en el transcurso de una escena de acción. Ha detallado que cualquier alteración del estado emocional por pequeño que fuera, le comportaba unos cambios de humor y unas reacciones que no podía controlar. Sacristán asegura que ahora está más estable pero ha pasado momentos complicados por esta causa. Él es solo un ejemplo de los efectos que esta alteración puede tener sobre quienes lo sufren.

Para referirse a esta disfunción se habla también de síndrome pseudobulbar ya que afecta a la conexión entre la zona del cerebro que controla el pensamiento y las emociones con la zona responsable de la expresión facial y del habla (conocida como los núcleos de los nervios craneales bulbares).

Qué es labilidad emocional

El término “labilidad emocional” hace referencia a cambios de humor bruscos, desproporcionados e incontrolados, que se dan aunque no exista un motivo específico. También puede manifestarse cuando una persona reacciona de forma muy exagerada ante una situación más o menos neutral, o mostrando estados temporales de euforia o de tristeza.

En general, la persona que sufre episodios de labilidad emocional tiene dificultad para manejar adecuadamente sus emociones y se ve desbordada por ellas sin poder controlarlas. Por ejemplo, puede sufrir ataques de risa ante una situación que no resulta tan graciosa o episodios de llanto intenso por un pequeño contratiempo. En casos más graves, estas reacciones pueden ser contradictorias, por ejemplo, reír por algo triste o llorar intensamente ante una situación graciosa.

La labilidad emocional supone una escasa capacidad para reconocer y manejar las propias emociones.

la labilidad emocional es un síntoma

La labilidad emocional no es un trastorno psicológico en sí, sino que es la manifestación o el síntoma de otros problemas más globales. Es importante diferenciar la labilidad emocional de otros estados psicológicos o psiquiátricos más graves como la bipolaridad o la depresión.

En estos trastornos, los cambios emocionales son más profundos y prolongados. Además, suelen durar varias semanas o meses, mientras que las alteraciones de la labilidad emocional duran apenas unas horas.

Por otro lado, hay ciertos momentos de nuestra vida en los que tenemos condiciones hormonales especiales que pueden provocar labilidad emocional. Por ejemplo, en la adolescencia, durante el embarazo o la menopausia, hay fuertes cambios hormonales que pueden provocar episodios de reacciones emocionales muy intensas. Este tipo de labilidad emocional puede ser entendida como parte del proceso de cambio y adaptación, y no debe ser considerada jamás como problema.

CAusas de la labilidad emocional

Aún existe controversia sobre la causa de la labilidad emocional. Unas corrientes apuntan a problemas neurológicos en el sistema límbico (centro de regulación y control de las emociones). Datos que apoyan esta idea es que se detecta labilidad emocional en personas que sufren esclerosis, accidentes cardiovasculares, Parkinson o Alzheimer.

Por otro lado, también se puede entender la labilidad emocional desde un punto de vista más psicológico, en el sentido de un mal aprendizaje de la gestión emocional. Personas que no han tenido un modelo familiar sano o que han sufrido malos tratos o abusos en sus infancias, no han aprendido a gestionar sus emociones de forma equilibrada y pueden llegar al extremo de descontrol que supone la labilidad emocional.

Aún es necesaria mucha más investigación para comprender y tratar la labilidad emocional.

Labailidad emocional: cuál es el tratamiento

En terapia, se puede trabajar de forma muy efectiva para aprender a reconocer y manejar las emociones. Tengamos en cuenta que la plasticidad cerebral nos permite reforzar ciertas áreas de nuestro cerebro que no han tenido el estímulo adecuado en el pasado. De esta forma, podemos fortalecer los aprendizajes sanos que no pudieron realizarse durante la infancia.

Pasos que seguimos en mi consulta:

1. Reconocer las emociones

Un primer paso es poder escuchar y nombrar lo que estamos sintiendo en cada momento. Muchas personas me dicen, en consulta, que sienten cosas, pero que no pueden definirlas. En el caso de la labilidad emocional, hacemos mucho hincapié en conectar y escuchar las propias emociones.

2. Identificar la intensidad e importancia de las emociones

Una vez reconocidas y nombradas las emociones, debemos ubicarlas en una escala de intensidad. Ante cada situación, podemos preguntar: ¿Cómo de importante es lo que está ocurriendo? ¿Es proporcional mi reacción emocional a la situación en sí?

De esta forma, la persona va aprendiendo a regular sus emociones para ajustarlas a la situación real.

3. Aplicar técnicas de relajación

A través de sencillos ejercicios de respiración y visualización, la persona aprende a observar su estado mental/emocional y a manejar sus niveles de estrés y ansiedad. Si se incorpora como parte de una rutina diaria, es una gran herramienta en la regulación emocional.