Los mudras se suelen asociar con posturas de las manos, pero también se pueden llevar a cabo con otras partes del cuerpo, como los brazos. Se trata de un gesto simbólico ancestral de la tradición hinduísta que promueve el autoconocimiento y el crecimiento personal, como en el caso de uno de los mudras más clásicos y conocidos: unir ambas manos frente al pecho como señal de respeto.

Esta práctica no solo se remite a la tradición oriental. “En las tradiciones indo-americanas los encontramos también representados en tablas de culturas pre-hispánicas y también podemos verlos en las manos de las vírgenes de la tradición cristiana”, explica Martha Tena, practicante y facilitadora de yoga, danza, tantra tradicional, meditación y procesos de transformación psico-corporales

Martha Tena afirma que los mudras son una forma de comunicación de dentro a afuera y a la inversa: “Constituye un lenguaje simbólico con la vida, que actúa sobre nuestra psique consciente e inconsciente, ya que como seres humanos todo está interconectado en nuestro interior y cada pequeño gesto tiene una repercusión en todo el sistema corporal”. 

Los mudras  en la meditación

Los mudras no son tan solo una práctica física, sino que van acompañados de una intención o enfoque, ya que suelen estar integrados dentro de un contexto meditativo, en meditaciones con mudras.

Los beneficios de la meditación están documentados por científicos como Herbert Benson, fundador del Instituto Médico Mente-Cuerpo de la Universidad de Harvard, que con la colaboración de varios hospitales de Boston, realizó una investigación en la que se determina que la meditación provoca cambios en el cuerpo que favorecen la relajación y afectan al metabolismo, el ritmo cardíaco, la presión arterial y la química cerebral.

Como seres humanos, todo está interconectado en nuestro interior y cada pequeño gesto tiene una repercusión en todo el sistema corporal 

En este sentido, la práctica de mudras favorece la conexión interna de la persona. “Nada externo va a cambiar nuestra vida milagrosamente. Lo que sí nos pueden ofrecer técnicas como la práctica de mudras es el apoyo y la guía para conocernos más y conquistar nuevos espacios de libertad para sumergirnos con más confianza en nuestra propia experiencia”, afirma Martha Tena. 

Mudra

Mudra

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Mudras con las manos y con otras partes del cuerpo 

Otros tipos de mudras son los gestos realizados con alguna otra parte de la anatomía, como los brazos  o incluso con todo el cuerpo, como en el caso de realizar una postura yóguica, por ejemplo sentarse en posición de loto, que sería un mudra por sí misma.

Pero, más allá del cuerpo, hay tradiciones que llevan el mudra más allá: “Existen linajes que consideran mudra a determinadas prácticas de cultivo de la respiración consciente (pranayama), como podría ser la práctica de la respiración alterna (nadi shodana)”, explica Tena.

Esta instructora de yoga describe otras formas de mudras que tienen que ver con determinados movimientos corporales: “Se trata de gestos de contracción y expansión de zonas musculares del cuerpo para activar y dirigir el flujo de la energía interna, como por ejemplo los ejercicios de “llaves” o bhandas”. 

Los mudras se suelen asociar con posturas de las manos, pero también se pueden llevar a cabo con otras partes del cuerpo, como los brazos 

Los mudras del rostro 

Otra forma de practicar mudras es a través de los gestos de la cara, sobre todo con los ojos, como por ejemplo mirar hacia el entrecejo. Según la neurociencia, las posturas de yoga o asanas, son psico-emocionales. “Nos conducen a una vivencia emocional porque el cuerpo escenifica lo que lleva dentro, pero también al revés, hay una interpretación por parte del físico, por ejemplo cuando se sonríe  y el cuerpo interpreta que hay felicidad”, comenta la instructora de yoga Martha Tena. 

La actividad diaria de una persona puede dificultar la práctica de mudras, pero no tiene por qué ser un impedimento, ya que se pueden realizar en diferentes contextos: “Si alguien se propone practicar todos los días un mudra para cultivar su paz interna, puede hacerlo de camino al trabajo en el tren”, asegura Tena, que recomienda intentar llevar a cabo la práctica en un lugar lo más tranquilo y silencioso posible, sobre todo cuando se tiene poca experiencia.  

Los mudras no son tan solo una práctica física, sino que van acompañados de una intención o enfoque, ya que suelen estar integrados dentro de un contexto meditativo   

Recomendaciones para practicar mudras en el día a día

Los pasos iniciales para establecer unas bases adecuadas a la hora de practicar los mudras recorren un camino que comienza por establecer un propósito. También puedes aplicar otras pautas como las que indica la experta en meditación Martha Tena: 

  1. Elegir el mudra y establecer un compromiso sencillo de cumplir y que implique una motivación (tener más paz).  
  2. Dibujar o imprimir el mudra y colocarlo en un lugar visible, junto con una intención por escrito para obtener fuerza e impulso en la práctica. 
  3. Adoptar una postura que resulte cómoda: sentado en el suelo, en una silla o de pie. 
  4. Recitar la intención escogida tres veces al inicio de la práctica. 
  5. Una propuesta puede ser llevar la atención a las manos mientras reposan en alguna parte de tu cuerpo o cuelgan a ambos lados del mismo,  poner  la conciencia en las sensaciones que recorren las manos, visualizar la forma del mudra elegido y construirlo, como si se moldeara un trozo de barro. 
  6. Dedicar como mínimo cinco minutos diarios

Para saber más sobre cómo practicar mudras